Reseña: El mundo desde afuera

Un crimen para armar

La trama policiaca, por alguna razón, también se refiere a las obras que mayormente tienen que ver con el mundo criminal. Además de tratar con el proceso policial, también pueden contar historias de robos, asesinatos o de secuestros, como es el caso de El mundo desde afuera, del colombiano Jorge Franco. El reto para cualquier autor es contar este tipo de incidente de una manera distinta. En este caso, el autor, ganador del premio Alfaguara 2014, lo logra de manera interesante.

portada-mundo-afueraLa manera en que la novela está estructurada obliga a que los lectores estén en medio de la historia desde el principio, con la incertidumbre de no saber qué exactamente sucede. Poco a poco, el autor revela el secuestro de don Diego, un hombre ilustre y de dinero en Medellín, y rellena el resto de la información a través de las acciones de los personajes y las descripciones.

En el transcurso de la historia, la trama brinca en el tiempo y el espacio. Comienza en Medellín a principios de los años setenta, brinca a Berlín poco después de la Segunda Guerra Mundial, regresa a Medellín, pero en los años sesenta, y así por el estilo. Es parecido a un rompecabezas que los lectores deben armar. Otro acierto es los diálogos de los personajes, que están muy bien elaborados y muestran un sentido de humor sofisticado, con un estilo semejante al utilizado en las mejores obras de Elmore Leonard, el fenecido autor norteamericano, famoso por este tipo de historia.

Existe también un elemento fantástico mezclado con este mundo de criminales y hombres ilustres de la sociedad que, en cierta manera, le resta verosimilitud a la obra. Es un elemento que no se desarrolla de manera satisfactoria y luce forzado, además de que carece de explicación. No obstante, en El mundo desde afuera, de Jorge Franco, los lectores hallarán una novela muy bien construida, con una trama que atrapa tanto que no querrán soltarla.

El mundo desde afuera

Jorge Franco

Alfaguara, 2014

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día el 8 e junio de 2014.

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