Reseña: El harapiento de Betzaida

Transacciones y adicciones

Las drogas y el narcotráfico marcarán la historia de finales de siglo XX y principios del XXI, así como la prohibición marcó la década de 1920 y la paranoia nuclear la de los cincuenta. Puerto Rico tal vez sea uno de los lugares donde el efecto de estos dos problemas del siglo XX preocupa más a los ciudadanos y, tal vez por eso, es tema recurrente en nuestra literatura. Como muestra, existe El harapiento de Betzaida, del escritor puertorriqueño Edgardo Jusino Campos.

Esta novela trabaja con la adicción a los narcóticos ilícitos, el trasiego de estas sustancias y sus consecuencias. La trama se centra en un joven llamado Millín. Este, junto con su amigo Boliche, asesina secretamente a su padrastro, por haber abusado de su madre, Betzaida. Las limitaciones económicas de la familia llevan a Millín a involucrarse en el bajo mundo, en el que ocupa diferentes posiciones en compañía de Boliche y de un delincuente veterano llamado Juan Porolo. La novela sigue la vida criminal de estos seres y la de Millín, en específico, como adicto, en las diferentes instituciones tipo Hogar Crea, en donde busca la manera de vencer su vicio.

La narración en primera persona desde el punto de vista del protagonista le presta un estilo de crónica a la obra. Jusino Campos nos enseña este bajo mundo y les da un trasfondo adicional a las noticias de narcotráfico a las que nos hemos acostumbrado en las pasadas décadas. Además, tiene un aire picaresco mientras sigue las desaventuras de Millín. El problema mayor que sufre la obra es que no muestra ni dramatiza los sucesos de la trama en la mayoría de los casos: todo está muy dicho. El estilo de crónica antes mencionado se torna demasiado pesado en ciertos puntos y no es hasta cerca del final que la trama funciona nuevamente. El harapiento de Betzaida es una opción de lectura para todo aquel interesado en el tema de las drogas y sus estragos en Puerto Rico.


El harapiento de Betzaida
Edgardo Jusino Campos
Editorial Trance, 2015

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 30 de 2016.

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