Los más memorables de 2019

Los más memorables del año

 

Qué mucho disfrutamos estas listas de fin de año, aunque sea para pelear por los resultados. En mi caso, me gusta meditar sobre las lecturas que hice durante el año y escribir esta lista. Es una manera de cerrar el calendario y seguir hacia 2020, ese mítico año futurístico, que no es tan avanzado como lo habíamos imaginado. Hubo muchas publicaciones durante el año: aún tengo varios libros en agenda. Por eso titulo la lista “Libros memorables”. No necesariamente salieron en 2019; el asunto es que los leí durante este año. No es real pensar que podamos leer todo lo que sale en el año, hazaña que se puede lograr con películas u otros medios. Leer un libro tarda su tiempo, aun más cuando se lee con un ojo crítico. Pero basta de preámbulos. Estos fueron los libros cuya lectura me llamó más la atención en 2019.

 

Ahora me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue.

A nadie que haya leído mis reseñas le debe sorprender que este libro aparezca en la lista. Además de reseñarlo, he escrito acerca de él en mi página par de veces. Soy el primero en admitir que tal vez no sea para todo lector, pero a mí me encantó. Al terminarlo, sentí que perdí un amigo cuya compañía disfrutaba.

 

Memorias de un pueblo en pie de lucha, de Carlos Zenón

Desde los ojos de Zenón se vive la lucha de Vieques contra la Marina de los Estados Unidos. Nos llaman dóciles ante los invasores, pero aquí se demuestra que esa aseveración no es cierta. En el verano tendríamos más prueba de ello, pero aquí está ilustrada la lucha desde el principio.

 

Raymond Dalmau, de Raymond Dalmau

Las memorias del astro jugador de baloncesto son un viaje al pasado para los que vivimos la época dorada del Baloncesto Superior. Es un libro revelador, no tanto por las interacciones de los involucrados, sino por la manera en que ilustra cómo funcionaba el mundo del deporte.

 

Antonia, de Hiram Sánchez

El Topo inmortalizó a Antonia con su epónima canción, pero Hiram Sánchez provee los detalles que le dan luz a la injusticia que se cometió en Río Piedras en la década de los años setenta. Este tipo de abuso gubernamental no sorprenderá a quienes lo hayan vivido, pero debe ser revelador para quienes creen que vivimos en un país de ley y orden.

 

Mi tío Pachunga, de José Ignacio Valenzuela, alias El Chascas

El Chascas trabaja la discriminación y la homofobia en un libro para un público juvenil. Sin embargo, definitivamente es una lectura que muchos adultos deben hacer. Sobre todo, los que presumen de dictar las libertades que deben disfrutar los ciudadanos…, pero sabemos que muchos de ellos no sobresalen por lo que leen.

 

Sangre, de Ricardo Martí

Esta historia de suspenso y terror es difícil de olvidar. Tal vez sea por las ilustraciones; tal vez por el canibalismo. Probablemente ambas. Lo cierto es que habría que pensarlo dos veces antes de aceptar una invitación de cena de parte del autor.

 

Esta isla, de Francisco Félix

Este poemario refleja la desesperanza que se puede sentir viviendo en Puerto Rico. La Isla será un paraíso tropical, pero qué difícil es vivirla. Aquí vemos una opinión de la generación que mira un futuro sin futuro.

 

Aterrizar no es regreso, de Xavier Varcárcel

Se trata de una crónica que comienza días después del huracán Irma y cierra el año siguiente. La devastación pos-María, el autoexilio a Nueva York y el regreso a Puerto Rico son algunos de los temas que el autor persigue en esta crónica narrada de manera no lineal, como si fuera una novela.

 

Permanent Record, de Edward Snowden

El soplón (whistleblower) más famoso de nuestra historia cuenta por qué quiso dejarle saber al mundo que los Estados Unidos espiaba al mundo entero. Una historia reveladora y terrorífica a la vez, sobre todo cuando nos damos cuenta de que esa violación a nuestra privacidad está a la mano del actual presidente de los Estados Unidos.

 

Girl like a Bomb, de Autumn Christian

Una historia de ciencia ficción en la que la protagonista usa su superpoder para salvar el mundo. ¿Su poder? Sanar a la gente a través del coito.

 

Galería de comandos, de Alejandro Álvarez

Un libro de cuentos cuyos personajes son cotidianos, pero poco explorados dentro de nuestra literatura. Aunque aparecen personajes como Chicky Starr y Donald Trump, no deja de ser un encuentro con el diario vivir de un pueblo diverso.

 

Bono:

Tercer Mundo, de Pedro Cabiya

No lo incluyo oficialmente en la lista porque no lo reseñé, pero Cabiya muestra otra vez sus destrezas narrativas en esta novela.

 

El chat de Telegram, de… ustedes saben quiénes

Sin darse cuenta, estos sujetos revelaron lo que piensan del pueblo… y el pueblo les respondió bastante claro lo que opinaron ellos.

 

Reseña: Sobre los domingos

[wpedon id=»3319″ align=»center»]

Domingos de melancolía

Al parecer, hay un resurgir en la crónica puertorriqueña. Las diversas crisis probablemente tengan mucho que ver con el asunto. Entre la depresión económica que estamos viviendo, el huracán que sobrevivimos y el golpe al sistema durante el Verano 2019, se puede decir que nos han sobrado eventos dignos de recordar y registrar. A pesar de que estos eventos históricos pueden marcar a quien escriba la crónica, el texto no necesariamente gira en torno a ellos, sino que suelen ofrecer un punto de vista mucho más personal. Sobre los domingos, del puertorriqueño Francisco Félix, es una muestra de este tipo de texto.

Comienza con el recuerdo, de parte del narrador, de la muerte del cantante de trap Kevin Fret, que fue baleado ocho veces una madrugada de enero 2019, en Santurce. Aclaro que la crónica no tiene que ver con este suceso, pero es el hecho que da comienzo a la narración. Además, establece el tono del resto del texto. En cierta manera, ese tono recuerda un poco al diario de Rorscharch en el cómic Watchmen, de Alan Moore, por la manera de describir el entorno. La melancolía reina en Sobre los domingos, y la desesperanza recorre sus páginas. La narración hace una reflexión ante el asesinato mencionado y otros más que se escuchan en los medios. Irse a dormir o despertar al son de disparos (a veces lejanos; otras, cercanos) es una triste realidad que se refleja en la obra. Vemos Santurce y Carolina desde una óptica que no busca romantizar estas urbes. Son ciudades que oprimen a los habitantes que tratan de llegar a sus casas o trabajos en transportación pública o bicicletas. Los pocos momentos de felicidad se viven a través de una cerveza o tres.

El ritmo de las ciudades se interrumpe con el ruido estruendoso de los aviones que llegan o se van del aeropuerto. Sin embargo, el narrador se vuelve indiferente hasta de los decibeles de las turbinas de las aeronaves. Ocurre otra ruptura en el texto y es cuando el narrador recuerda su tiempo en Connecticut, internado en un hospital siquiátrico. No se establece con exactitud cuándo toma lugar este tiempo en el extranjero, pero sabemos que ocurre poco tiempo después del huracán. Es en la época en que aún no se sabía muy bien qué había sucedido con nosotros en la Isla, en que la diáspora no podía comunicarse con nosotros. El narrador eventualmente logra salir del hospital y regresar a Puerto Rico. No obstante, el regreso significa un breve momento de alivio, en vez de alegría, como suelen retratarse los regresos a Borinquen.

Así, la vida citadina en la Isla continúa. El narrador intenta encontrar su esquina de felicidad en la escritura, pero la vida misma se lo limita. Aquí, el ruido, el trabajo, el tapón, los aviones, los tiroteos y la propia vida atenta contra la literatura. Producir cualquier texto es un acto de valentía y perseverancia en cualquier lugar, doblemente en Puerto Rico. Cuando la crónica termina en abril, el narrador aún ama su hogar, pero la Isla se la pone difícil, igual que nos la pone difícil a todos.

Para aquellos que dicen querer entender a la juventud hoy día, esta lectura es imprescindible. Tal vez lo sea más aún para los que no tienen interés en entender a los jóvenes. Ciertamente, es una visión oscura y gris de la urbe del País. La crónica muestra lo difícil que puede ser mantener una perspectiva optimista en un lugar en que el único cambio que ocurre es para empobrecer y empeorar la calidad de vida. Esta dureza de vivir en la Isla está muy presente en la crónica. Sobre los domingos refleja el legado que les tocará a la nueva generación y cómo estos se sienten al respecto.

 

 

Sobre los domingos

Francisco Félix

La Impresora, 2019

Esta reseña se piublicó en El Nuevo Día en diciembre 15 de 2019.

Reseña: Roberto Clemente: el astro boricua

[wpedon id=»3319″ align=»center»]

La leyenda en su tierra

Superar las hazañas de Roberto Clemente ha sido casi imposible para los atletas puertorriqueños, no importa el deporte que practiquen. Ni Mónica Puig, la primera y única ganadora de oro olímpico por Puerto Rico, ha logrado tener el estatus mítico del pelotero boricua. De Clemente se han escrito numerosas biografías, filmado películas y levantado un sinnúmero de estatuas y monumentos en su honor. No se puede mencionar el deporte puertorriqueño sin incluir a este carolinense. Si se trata del béisbol, ni hablar. Tal vez sea injusto para los atletas, particularmente para los peloteros, pero… como suele recordarme una colega profesora, “así es el béisbol”. El libro Roberto Clemente: El astro boricua, de Jorge Fidel López Vélez, describe muy bien a esta figura mítica.

En este caso, López Vélez, autor también del libro sobre la vida de Hiram Bithorn —el primer puertorriqueño en las Grandes Ligas—, presenta un libro que exhibe, únicamente, la carrera deportiva de Clemente en Puerto Rico. Sus hazañas en las Grandes Ligas apenas se mencionan. Las 245 páginas guardan cientos de fotografías de periódicos y otros documentos relacionados con el pelotero, como sus contratos y sus estadísticas a nivel local. Incluye, además, una entrevista que le realizaron a Roberto Marín en 1973, un año después de la muerte de Clemente. Marín fue quien descubrió al pelotero y se lo presentó a Pedrín Zorrilla, entonces dueño de los Cangrejeros de Santurce. Esa y otras anécdotas de los comienzos de Clemente se cuentan en la entrevista a Marín, que se realizó 46 años atrás.

La última entrevista que concedió el famoso pelotero a Edgard Tijerino también se incluye en este libro. En ella, se refleja la forma de ser de la leyenda boricua al contestar preguntas acerca de su desempeño con los Piratas de Pittsburgh ese año, en que no llegaron a la final. Clemente cuenta de la dinámica que se da en los diferentes equipos en que jugó, además de las diferencias en el propio juego durante las diferentes épocas. Señala también al dominicano Juan Marichal como un lanzador superior al estadounidense Sandy Koufax, considerado una leyenda hoy día. Clemente decía que el jugador latino estaba subvalorado por su procedencia. La entrevista muestra a un Clemente muy crítico al denunciar el problema racial de la época.

Otro documento interesante que se incluye en Roberto Clemente: El astro boricua es un informe de Branch Rickey, que informa de las habilidades de juego del boricua en 1955. Rickey se conoce como el busca-talentos que reclutó a Jackie Robinson a los Dodgers de Brooklyn, convirtiéndolo en el primer jugador negro en jugar en las Grandes Ligas. La ficha de Rickey indica lo impresionado que estaba el reclutador con la destreza al bate de Clemente, aunque no tanto así con la manera en que corría las bases. Es interesante ver las predicciones del busca-talentos contra lo que luego se convirtió en historia.

El libro es una colección extensa de documentos, fotos y notas periodísticas de las hazañas de Clemente en Puerto Rico. Sin embargo, hubiese sido un acierto incluir alguna intervención de López Vélez que se extendiera más allá de notas al calce o lo escrito al pie de las fotos. Tal vez más anécdotas o historias de esas temporadas servirían para colocar algún contexto a la multitud de textos reproducidos. No obstante, es un libro ideal para amantes del béisbol o para los seguidores de uno de los peloteros más famosos del mundo.

 

Roberto Clemente: El astro boricua

Jorge Fidel López Vélez

Edición de autor, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en diciembre 8 de 2019.

In media res Episodio 8: Ana Teresa Toro

En este episodio converso con Ana Teresa Toro acerca de su nuevo libro Vida, patria y verdad, en la que entrevista al exgobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla. Espero que lo disfruten.

 

Reseña: Castigo

Castigos ante la ley

Ferdinand Von Schirach es un escritor alemán cuya obra literaria gira en torno a los procesos legales de su primera profesión: la abogacía. Su novela, El caso Collini; su obra de teatro, Terror; y casi todos sus cuentos se inspiran en casos que se ven en los tribunales alemanes. En casi todas sus obras, hay una muerte involucrada, pero en otras se tratan asuntos más livianos. Su literatura no trata de solucionar algún misterio, sino de exponer cómo se procesa la situación legalmente y conforme al derecho. Castigo es la tercera colección de cuentos de Von Schirach y no ha cambiado la fórmula.

En estos cuentos, los lectores no encontrarán grandes estrategias prosísticas ni impresionantes comparaciones metafóricas. Sí hallarán un poco de justicia poética, pero sin que se aleje de lo que nos provee la vida misma. Estas reivindicaciones de la vida ocurren en la mayoría de los cuentos, pero en otros no. En algunos, las víctimas mueren y es posible que nunca se les haga justicia. El autor se limita a mostrar lo sucedido con el lujo de detalles que sea necesario para contar la historia. Como sucede en tomos anteriores, los cuentos de Von Schirach ofrecen una visión de lo que es la práctica de derecho alemana. Los que han leído sus obras hallarán, en esta propuesta, más de lo mismo, pero eso será, exactamente, lo que buscarán sus lectores.

El autor se distingue por presentar, de una manera entretenida, los casos y las formas en que la ley actúa. Von Schirach es capaz de transformar una aburrida exposición de motivos en una pieza de literatura interesante. Una vez comienzas un cuento, querrás terminarlo para saber lo que sucede. Para ayudar a disipar la noción de que las historias son autobiográficas, el autor trabaja con diferentes protagonistas.

Las situaciones a las que nos expone son variadas. Cuentos como “La escabina”, “El lado equivocado” y “Subotnik” se enfocan en lo que les cuesta a los abogados, sea de fiscalía o de defensa, trabajar casos en conflicto con su moral. En el primero mencionado, por ejemplo, una fiscal ve reflejada la miseria de su vida en el caso de una víctima de violencia doméstica. El segundo sigue un caso desde el punto de vista de quien fue un abogado de defensa brillante que lo ha perdido todo y encuentra cómo superarse a través de un caso. El último, “Subotnik”, trabaja con el conflicto moral de una abogada que defiende a un hombre acusado de ser proxeneta o gigoló. A esta se le revela un mundo de trata humana de la cual su cliente parece ser parte.

Los demás cuentos, con una excepción, giran en torno a los involucrados en crímenes o situaciones que los convierte en criminales. Un viudo que comete un asesinato para estar con su vecina, una mujer que encubre a su marido luego de que este matara a su hija y un hombre que agrede a su vecino por defender a la muñeca de sexo que él ama son solo algunos de los personajes que vemos en estas historias. La excepción que no involucra procesos judiciales es “El amigo”, que es el cuento que le dará el título a esta colección. Uno de los mejores amigos del narrador, por no ser un poco más empático, siente que le causa la muerte a su esposa y entra en un ciclo de autodestrucción.

Como siempre, Von Schirach teje narraciones que nos adentran en el carácter de quienes fallan ante los ojos de la ley. Mejor aún, nos permite fijarnos en cuán fácil podría ser estar en el lado contrario, ya sea por una acción pensada o por un reflejo sin pensamiento.

Castigo

Ferdinand Von Schirach

Traducción de Susana Andrés

Ediciones Sala

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en diciembre 1, de 2019, que para los puertorriqueños en este enero 2020 nos parece más de un año.

 

[wpedon id=»3319″ align=»center»]

Reseña: Fuera de la caja

Gajes del periodismo

En octubre de 2014, la cadena televisiva Univisión, que en Puerto Rico conocíamos como Canal 11, cerró súbitamente su noticiario. La acción dejó en la calle a todos los empleados asociados al noticiario. Desde camarógrafos hasta reporteros quedaron cesanteados de sus puestos repentinamente, sin aviso previo. Uno de esos reporteros fue el chileno Carlos Weber, hombre ancla del programa en aquel momento, que ha vivido en Puerto Rico por más de 30 años y es el autor del libro de crónicas Fuera de la caja.

El tomo recoge tres crónicas que giran en torno a la profesión del reportero. Aunque se menciona uno que otro detalle en cuanto a la práctica y cultura corporativa de la empresa en donde laboró, quien piense que el libro trate de aquella injusta situación se equivocaría. Más bien, las crónicas detallan situaciones específicas que marcaron a Weber en diferentes momentos de su vida y carrera periodística en la Isla.

La primera crónica, “Ojos que no ven, corazón que no siente”, cuenta la corta historia de una interacción entre Weber y una persona ofendida por la manera en que el reportero habló de él. El encuentro fugaz e imprevisto sucedió en un chinchorro guaynabeño y el reportero no tenía noción de quién le reclamaba, lo cual da pie a un giro en la trama al final.

La segunda, “Crónica de una decisión suprema”, trata del abuso del poder de parte de las autoridades y la larga lucha para responsabilizar al gobierno por sus acciones. Hace unas semanas, reseñé el libro de Edward Snowden, que habla de cómo el gobierno federal decidió espiar las llamadas y comunicaciones del mundo entero en secreto. Resulta que Weber, en 2003, fue víctima de ese tipo de invasión a la privacidad, aunque a nivel local, cuando el Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) solicitó a su proveedor de servicio celular todas las facturas y llamadas que el reportero había generado. Mientras Weber cubría un caso de corrupción en el municipio de Bayamón, parte de la información se filtró y entes en el NIE le pidieron a Cingular (hoy día AT&T… y pronto Liberty) que les brindara información privada de sus clientes para que el negociado pudiera averiguar quién sacó a la luz la información. Una vez Weber se enteró, comenzó un proceso judicial en contra del gobierno por invadir la privacidad de un ciudadano. El autor explica el porqué de su decisión y utiliza su experiencia con la dictadura de Pinochet en Chile para encontrar paralelismos entre una situación y la otra.

La última crónica es “Cómo no se le debe entrar a la guerrilla”, que cuenta cómo Weber y un pequeño equipo que consistía en un camarógrafo, un productor y él se adentraron en la Sierra Nevada en Colombia en busca de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que había secuestrado a una puertorriqueña, Rosa de la Cruz. Para resumir, la misión de encontrar a los guerrilleros fue fallida y jamás dieron con ellos. Además de contarse la travesía, se habla un poco de la ineptitud de algunas personas involucradas en esta situación y la falta de apoyo de parte del Canal 11. Se discute, además, un poco de lo que son las prácticas periodísticas y la ética involucrada en la profesión.

Es una lectura corta con un lenguaje sencillo y al grano. A juzgar por el título, tal vez Carlos guardó en una caja metafórica estas vivencias hasta sacarlas a la luz ahora. A veces no podemos contar las injusticias que presenciamos al momento en que ocurren porque no estamos en una posición de afrontar las consecuencias, pero esperamos a que haya oportunidad para denunciarlas. O tal vez, Weber solo necesitaba el tiempo para escribirlas. El autor sabrá. Lo cierto es que ahora sí están al ojo público y no hay por qué ignorarlas.

 

Fuera de la caja

Carlos Weber

Editorial ICP, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en noviembre 24 de 2019.

Reseña: Galería de comandos

Cuentos de nuestra actualidad

Los desastres que hemos sufrido durante esta década (y un poco antes) comienzan a manifestarse en nuestra literatura. La depresión económica, los feminicidios, las ausencias de oportunidades para nuestros jóvenes y el huracán María son solo algunos de los factores presentes en Galería de comandos, el libro de cuentos del escritor puertorriqueño Alejandro Álvarez Nieves.

Los ocho cuentos que componen el libro están ambientados en nuestra cotidianidad contemporánea y reflejan algunas de nuestras preocupaciones de nuestro diario vivir. El primero, “Bregando Chicky Starr”, sigue dos incidentes en el que el protagonista se encuentra con el conocido luchador, uno cuando preadolescente, el otro años después, cuando ya es adulto. Álvarez logra capturar el ambiente de dos épocas de nuestra historia muy diferentes, los años ochenta, cuando el señor Starr era una estrella de la lucha libre, y el comienzo de esta década, cuando ya era parte de una compañía de seguridad involucrado en prácticas nebulosas durante la huelga de la Universidad de Puerto Rico. El cuento, además de ilustrar a perfección lo que es “bregar Chicky Starr”, logra describir a cabalidad uno de los combates coreografiados del “deporte” y la manera en que provocaban la euforia de la fanaticada.

 

Le sigue “1500 metros libre”, que detalla la vida sacrificada de un atleta del deporte de natación, ambientado durante una competencia. El cuento logra detallar lo que podría ser el estado mental de un atleta en plena competencia de natación. El siguiente, “Psicología”, adentra a los lectores en la mente de lo que podría considerarse un chico malo de escuela intermedia o superior, y el tipo de disciplina a la cual se expone. En “El nuevo comando” un veterano de Afganistán se obsesiona por la falta de atención íntima de una amiga de quien está enamorado. “Cuestión de turnos”, por otro lado, sigue la situación de una estudiante de doctorado en España y cómo lidia con su compañera de cuarto, que es una cristiana reprimida sexualmente, pero involucrado con un chico que perpetúa esa represión en vez de liberarla, como ella esperaba. Recuerda un poco a “Casa tomada”, de Julio Cortázar, en la manera en que los personajes se evitan dentro del mismo hogar.

Los penúltimos dos cuentos, “La llamada” y “Majestic blues”, están ambientados en un hotel en Isla Verde llamado Hotel Majestic, muy parecido a El San Juan.  En el primero, una mesera ve una oportunidad de salir de la sacrificada vida nocturna en la que labora cuando un cliente la considera para un puesto con un horario normal. Sin embargo, la relación que mantiene con su padre, que padece de diferentes enfermedades y condiciones, le presenta un obstáculo a ese escape soñado. En el otro cuento, un botones del mismo hotel sufre una interacción con una huésped de belleza impactante que pone en peligro su empleo. Aunque ambientado en el mismo lugar que el anterior, el punto de vista en el que se cuenta muestra una hospedería corrupta, donde las drogas, el alcohol, el dinero y el sexo reinan en las acciones de todos los empleados.

El último cuento, “#Puertoricoselevanta”, toma lugar durante la visita del presidente Trump poco después del paso del huracán María. El protagonista tiene que llevar a su padre al hospital durante la hecatombe que vivimos poco después de la catástrofe. La narración intercala los pasos del presidente (aun a tres años de su elección, no deja de ser surreal ver al anfitrión de televisión en la Casa Blanca) en la Isla con las acciones del protagonista. Al final, los lectores sufrirán nuevamente aquellos horribles tiempos de escasez y negligencia infame de parte del gobierno estatal y federal.

Los cuentos de Álvarez Nieves provienen de puntos de vistas poco usuales, debido a la variedad de protagonistas que utiliza. El autor trabaja muy bien la ambientación en las narraciones y logra colocar a los lectores en los lugares donde toman lugar los cuentos. Los primeros dos y el último sobresalen del resto, según mis gustos, mas todos son interesantes y entretenidos. Esta primera muestra de Álvarez Nieves es un buen comienzo para su carrera literaria y nos mantendrá en la expectativa de próximas publicaciones.

Galería de comandos

Alejandro Álvarez Nieves

Ediciones Alayubia, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en noviembre 17 de 2019.

[wpedon id=»3319″ align=»center»]

Reseña: Patas de araña

Amiga ausente

En el abril de 1993, detrás de la ola del grunge, empaqué todas mis pertenencias en un Honda CRX amarillo y guie desde Daytona Beach, Florida, hasta Seattle, Washington. El viaje tomó una semana y, salvo un incidente en Kansas (otro día les cuento de eso), no tuve mayores contratiempos. Uno de los factores que influyeron en mi decisión fue que un amigo que vivía allá me había dicho que los integrantes de bandas como Pearl Jam y Nirvana a cada rato aparecían en algún lugar de improvisto, tocaban par de canciones y se iban súbitamente. Tener ese tipo de experiencia me entusiasmaba mucho, pero a la semana Kurt Cobain, el cantante de Nirvana, se suicidó de un escopetazo en la cabeza. Fue noticia por esa zona por meses y toda esa interacción improvisada de los famosos de la región se detuvo. Cada abril recuerdo ese suceso y me pregunto qué habría sido de la vida de Cobain de estar vivo hoy día. El libro de Idalís García-Reyes, Patas de araña, aunque no tiene nada que ver con esa muerte en específico, sí me recordó lo que sentí aquella primavera.

Patas de araña es difícil de catalogar. No es un cuento y mucho menos, novela, dado su corta extensión (el prólogo es casi una cuarta parte del libro); tampoco es poesía ni ensayo, aunque tiene elementos de prosa poética y pensamientos dignos del segundo género mencionado. Si alguien me pusiera una escopeta en la cabeza, me iría con que es una crónica y rogaría por mejores resultados que los de Cobain. La historia, narrada en primera persona, cuenta la historia de su protagonista, cuyo nombre no se revela, y su relación con su hermana, Tatiana (Tati). Tal vez Tatiana sea la verdadera protagonista, a fin de cuentas, ya que todo gira en torno a ella. Comienza con el nacimiento de la narradora y cómo Tati esperaba ese nacimiento. Se describe la vida infantil de las dos niñas y sus interacciones a la hora del juego, todo ambientado en el Puerto Rico del pasado, que se mantiene vivo en nuestra memoria colectiva. Alusiones a Iris Chacón y a otros personajes y programas de la época logran ambientar al lector en el lugar y tiempo adecuados. Se cuentan también las diferentes historias de los demás integrantes cercanos de la familia, como la madre de las niñas, su abuela y la figura ausente del padre. Son pequeñas historias de amor y desamores, adornados a veces con violencia, misterio y traición.

Las niñas se separan porque Tati se muda. La historia cambia a los recuerdos que guarda la narradora de la hermana. A partir de este punto, a Tati se le caracteriza a través de ausencias de datos y pistas oscuras acerca de su vida y destino. La lectura se convierte en una reflexión muy personal que sugiere más de lo que cuenta directamente. Se percibe un diálogo que solo existió en la mente de la narradora y el cuestionamiento de acciones y decisiones tomadas.

Ciertamente, Patas de araña juega con las emociones de los lectores. Posiblemente sea una descarga emocional de la autora o tal vez no. Le toca al lector llegar a esas conclusiones. La prosa a veces sufre de la utilización de frases en vez de oraciones y tiene algunas erratas ortográficas que podrían subsanarse en ediciones posteriores. No obstante, la técnica utilizada por la autora es interesante y digna de más experimentación. Al final, uno se queda con el dolor de la ausencia de Tati, que creo que es lo que me recuerda a Cobain.

 

 

 

Patas de araña

Idalís García-Reyes

Ediciones del flamboyán, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en noviembre 10 de 2019.

Reseña: Permanent Record

Las consecuencias de ser un héroe de nuestros tiempos

Los soplones, whistleblowers en inglés, cambian la historia. Hemos presenciado cómo en el pasado algunos han denunciado el encubrimiento de los efectos nocivos del cigarrillo, el uso de químicos cancerígenos en productos caseros, los actos criminales de guerra de los Estados Unidos, la incompetencia crasa y el comportamiento misógino, sexista y homofóbico de gobernantes y la invasión de la privacidad por parte de las agencias de espionaje de la nación estadounidense. El soplón más famoso tal vez sea Edward Snowden, quien destapó la olla acerca de cómo el gobierno estadounidense recolecta toda la información electrónica que produce el mundo entero. En Permanent Record, su autobiografía, el exespía de la CIA cuenta qué lo llevó a enseñarle al mundo lo que su gobierno hacía y convertirse en uno de los enemigos más perseguidos por esa nación.

Fíjese en que usted leyó que los Estados Unidos graba y guarda toda comunicación que usted lleva a cabo con su teléfono, computadora y cualquier dispositivo conectado a la internet. Fíjese en que también, probablemente, no le importó esta violación a sus derechos. La información que Snowden reveló en 2013 y que causó tanto revuelo en la prensa mundial ya lo había dicho en público el jefe de información de la CIA, Ira “Gus” Hunt, unos meses antes de que Snowden le hiciera llegar los documentos clasificados a un grupo selecto de reporteros. El autor y llamado hacker explica en el libro por qué escogió revelar la información en la manera en que lo hizo. Además, explica también el porqué de sus acciones, sabiendo muy bien que sería calificado como un espía y sujeto a sufrir una sentencia de diez años en prisión por cada página de documento que publicara (les hizo llegar cientos de páginas a los reporteros). Para él, revelar las razones son muy importantes, ya que, si fuese a someterse a juicio por su delito, las leyes estadounidenses no le permitirían explicar sus razones por el delito. Solo se centraría en el hecho indiscutible de si reveló la información.

 

Como ha de esperarse de una biografía, cuenta también su vida desde niño hasta el momento en que decidió convertirse en parte de la historia mundial. Los lectores conoceremos su vida familiar y escolar, como se interesó en las computadoras, y cómo llegó a lo que llama la Comunidad de Inteligencia (Intelligence Community, o IC, por sus siglas en inglés). Detalla, además, cómo funciona la CIA y la NSA en cuanto a su burocracia y motivaciones. El libro se divide en tres partes. La primera cuenta sus años formativos; la segunda, su carrera en la industria del espionaje; y la tercera, los sucesos que lo hicieron famoso. Incluye, también, parte del diario de su novia, Lindsey durante la época en que desapareció y se fue a Hong Kong y luego a Rusia, donde reside hoy día, exiliado de su patria.

Snowden nos provee una mirada reveladora de cómo funciona el gobierno de la nación más poderosa del mundo y cómo abusa de su poder en contra de, no solo sus ciudadanos, sino los del resto del mundo. A veces pensamos que el Gobierno de Puerto Rico es una estrella de la corrupción, pero si lo comparamos con las acciones de los Estados Unidos, nos vemos como principiantes en estos asuntos. La manipulación de las tres ramas gubernamentales estadounidenses y el tipo de lucro que se da a favor de corporaciones como Dell, Microsoft y Amazon, entre muchas otras, que muestra Snowden en su libro, son alarmantes. Si se le añade el tipo de invasión a la privacidad descrita, la biografía se torna en una historia de terror. Considera que el gobierno de los Estados Unidos graba no solo tus llamadas y tus textos, sino lo que buscas en internet, los lugares que visitas, a quienes contactas por correo electrónico y hasta a qué hora lo haces y por cuánto tiempo. Es decir, muestra el comportamiento totalitario de la nación más poderosa del mundo, bajo el pretexto de salvaguardar la seguridad del país.

Permanent Record debería ser una lectura requerida para todos, especialmente a partir de la segunda parte. Snowden logra explicar de manera efectiva no solo sus motivos, sino cómo el gobierno logra este tipo de acción draconiana en contra de sus ciudadanos. Es un carpeteo llevado a una potencia casi infinita y la historia de una persona que decidió hacer algo al respecto. Sus acciones han logrado algunos cambios, mas continúa en el exilio por tiempo indefinido. Al parecer, en el siglo XXI los actos heroicos se castigan, en vez de glorificarlos.

Permanent Record

Edward Snowden

Metropolitan Books, 2019

[wpedon id=»3319″ align=»center»]

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en octubre o noviembre (no recuerdo) de 2019.

Reseña: Elegía a los vencidos

Poesía para vencidos

El día en que murió mi padre, la familia estaba preparándose para una larga lucha contra el cáncer, de esas que siempre mencionan en las noticias, como si en sus manos estuviera sobrevivir la enfermedad o no. La historia fue corta, no sobrevivió el primer tratamiento de quimioterapia. El sentimiento que más recuerdo de ese entonces es el sentido de derrota. Sí, hubo tristeza ante el pasar al otro lado de un ser como mi padre y todo lo que conlleva ese proceso, pero al sol de hoy, lo que más recuerdo es sentirme vencido. Elegía a los vencidos, el poemario de Gegman Lee, transmite este sentimiento por medio de sus estrofas, solo que la muerte no es lo único que vencerá. Si busca una lectura para revivir ánimos, esta probablemente no sea la que deba leer.

Dividido en cuatro partes, “La ola”, “Los fantasmas”, “El reparto” y “La fila”, el poemario recoge uno de los posibles resultados del diario vivir. El tono se establece desde el epígrafe al principio con las palabras de Pedro Pietri:

 

“They worked

and they died

They died broke

They died owing”

 

En “La ola” se establece cómo la misma sociedad y sus convenciones nos arropa y termina venciéndonos con su constante ataque, así como el mar golpea la orilla en todo momento. En esta primera parte, la batalla es contra los sueños del individuo, que busca permanecer en pie ante el embate del qué dirán, del cómo comportarse y del dónde trabajar. Al final, la voz poética nos deja con una esperanza de que aún existirá la dignidad, aunque tal vez sin un porvenir.

“Los fantasmas” muestra cómo la muerte de un ser querido nos vence. La supuesta lucha mencionada al principio de este escrito está presente en esta parte, al igual que los tajos emocionales que infligen los recuerdos repentinos tiempo después de la partida de ese ser querido. Cómo se siente esa primera Navidad sin madre y el recuerdo de la abuela tendiendo ropa en el cordel que ahora está vacío y ha permanecido así desde que murió son algunos de los elementos que se usan para ilustrar este sentir. El dolor físico y el emocional se mezclan, como se puede evidenciar en este poema:

 

“Hay golpes que se plasman

como cicatrices en la voz,

son golpes traducidos a alaridos”

 

La tercera parte, “El reparto”, trabaja con cómo se reparte esa derrota entre los demás. Los poemas muestran esa pena y dolor compartidos por quienes también sienten la pérdida. Es la parte más breve del poemario.

En “La fila” vemos cómo todos estamos en la misma situación. Hoy me duele a mí, mañana a ti y así hasta el fin. Nos duele la pérdida, la muerte, el fin de los sueños, la vejez… tarde o temprano sufrimos una derrota.

Como mencionado anteriormente, se sentirá lo que es estar vencido luego de leer Elegía a los vencidos. El autor nos golpea con sus versos hasta que sucumbimos a ese sentir. Para parafrasear las palabras de Cortázar, es una derrota al lector por nocaut, pero de esas en que tiran la toalla o el boxeador no sale de la esquina, en vez de una pérdida fulminante. Para el poeta, no deja de ser una victoria.  Es una buena lectura para leer con calma, repasarla y dejarse vencer por ella, de vez en cuando.

Elegía a los vencidos

Gegman Lee

Ediciones Callejón, 2018