Ahora termino y eso es todo

Ahora termino y eso es todo

Por José Borges

 

Se habla mucho de cómo los videojuegos han desplazado la literatura y, más bien, la lectura, pero quiero contarles de una instancia en que convergieron de manera asombrosa. Sucedió en las Navidades pasadas con un videojuego llamado Red Dead Redemption II y la novela del mexicano Álvaro Enrigue, Ahora me rindo y eso es todo. El juego recrea un mundo de vaqueros en el viejo oeste, casi finalizando el siglo XIX. Es un “lugar” inmenso que puedes transitar a caballo, en tren y (si tienes tiempo para “quemar”) a pie. Aunque se trata de un mundo virtual, no deja de ser real en cierto modo. Después de horas de juego, tengo cientos anécdotas que involucran los habitantes y lugares virtuales. Para mí, ese mundo electrónico no es menos real que el estado de Nuevo México, que he visitado par de veces, y es una de las inspiraciones geográficas para el juego.

La novela de Enrigue también está ambientada en el viejo oeste, pero mayormente en territorio mexicano o, en realidad, apache. En contraste con el videojuego, apenas hay vaqueros, pero sí apaches como los jefes Mangas Coloradas y Gerónimo. Están en un territorio inhóspito, donde nadie viviría salvo ellos, pero aun así el gobierno de los Estados Unidos quiere que estos indios desaparezcan, ya sea con tratos que renegarán o con balas. El ejército de los Estados Unidos intentó el genocidio, pero los apaches no eran presa fácil. Eran capaces de desaparecerse en las montañas y vengar sus muertos; una de esas venganzas es lo que da pie a la novela.

Por su parte, el juego tiene una historia trillada, vista en otras películas del viejo oeste, pero transmite la inconformidad de los personajes hacia la civilización y la sociedad. Básicamente, antes eran libres, pero ahora son bandidos perseguidos por el gobierno. Igual les sucede a Mangas Coloradas y a Gerónimo, líderes de los apaches en épocas distintas. De Gerónimo viene el título de la novela: “Antes corría como el viento. Ahora me rindo y eso es todo”; estas fueron sus palabras antes de rendirse ante el ejército estadounidense. El videojuego ofrece esa experiencia de libertad. Te permite recorrer el mapa a caballo y explorar todo tipo de cliché western. Peleas, robos de bancos y de trenes, cabalgar por los riscos de la montaña, cazar la cena y cocinarla… en fin, hay un sinnúmero de actividades y sucesos imprevistos que ocurren dentro de esa temática. No es una historia de malos y buenos, sino de malos y menos malos. Tu personaje es un bandido, al que el jugador le imparte algún tipo de código moral. Al final, no importarán mucho tus decisiones, ya que te llevarán a lo mismo, más o menos.

Posando con mi caballo en algún lugar recóndito del viejo oeste virtual.

 

Mangas Coloradas

Más interesante es la recreación que el juego deja que el jugador experimente. Por su parte, la novela de Enrigue también te muestra esa experiencia. Te hace parte de la historia de Camila, una mujer raptada por Mangas Coloradas y sus apaches, que eventualmente se convierte en parte de la tribu; además, te recluta al bando del teniente coronel mexicano Zuloaga, que está tras el rastro de Mangas Coloradas y Camila. Como sucede en el videojuego, esta gente acampa, caza, prepara fogatas y come al lado de ellas. Uno vive la experiencia, más que leer de ella.

Ahora bien, ¿mi experiencia habría sido igual sin el videojuego o la novela? En los ratos que no jugaba, leía, y viceversa. Con ambos vivía el viejo oeste, aunque de maneras diferentes. Fue un momento y experiencia únicos que logré tener por casualidad, inesperadamente. ¿Será posible recrear ese tipo de experiencia otra vez? Dicen que los libros compiten por la atención del público con los videojuegos, pero esta vez ambos se unieron para obtener una experiencia única. Había tenido experiencias cautivadoras con videojuegos y con libros antes, pero jamás una en que la literatura, la tecnología y lo lúdico se combinaran de tal manera. En vez de forzarnos a escoger entre un modo de entretenimiento y otro, ¿habrá manera de combinarlos? En esta instancia, el reto intelectual se combinó con uno lúdico, pero de manera independiente. Álvaro no pensaba en el juego, y los creadores del videojuego mucho menos tenían a Enrigue en mente. Sin embargo, juntarlos creó una experiencia inolvidable.

Gerónimo

Según avanzaba en las dos historias, me daba cuenta de que el final se aproximaba. Siempre sucede en las vacaciones, por más largas que sean. Llega un momento en que sabes que todo terminará y pasará a ser un recuerdo, lo cual te entristece un poco. Así mismo sucedió cuando llegué a los respectivos finales. Sentí un vacío en ambos casos: ¿y ahora qué? Quería seguir con Gerónimo y sus apaches; también quería continuar con mi cabalgata en el viejo oeste de Arthur (como se llama el protagonista del videojuego). Antes corrí las praderas con los apaches y los bandidos. Ahora terminé y eso es todo. Hasta el título de la novela fue perfecto para la experiencia. Si es una que se pueda reproducir algún día está en manos del destino.

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Reseña: Breve es el amor

Versos de amor

El amor puede ser fugaz, ¿no? Hoy puedes sentir mariposas en el estómago al estar cerca de quien amas intensamente y mañana no. Los que mejor suelen describir ese momento de amor y desamor son los poetas. Me atrevo a asegurar que son muchos más los versos inspirados en el despecho que en su consumación. El poemario Breve es el amor, del puertorriqueño Manuel Martínez Maldonado, abona al tema de esta emoción que proporciona tanto trauma como felicidad.

Por medio de sonetos, cuartetos y otros tipos de poemas, el autor trabaja el amor en tres partes: “Tiempo de amor”, “Amor perdido” y “Amor distante”. La primera parte trata de la parte positiva de la emoción, cuando uno se enamora o está a punto de hacerlo. Se exhibe la intensidad de estar con alguien, compartir con la persona, despedirse sabiendo que pronto volverá a estar con ella otra vez, aunque cada segundo aparte será una agonía, como sentencia al final de “Cuando dijimos adiós”:

“Pero es tibio el crepúsculo,

y, como yo, amenaza

con volver mañana”.

El poeta recuerda la intensidad de estar enamorado locamente. Toman protagonismo la incertidumbre, el deseo, la química, la música, la naturaleza y la ilusión. El mundo es algo bello para descubrir.

Este plató emocional cambia drásticamente en la segunda parte, en que la ruptura de los lazos amorosos por diversas razones es el tema recurrente. Este modo del amor se pude evidenciar en el soneto “Te espero”:

“Pero al cabo sé que comprenderás que el tiempo

nunca pone fin al gran dolor, solo al pequeño.

Que lo demás que necesitas, lo llevas dentro”.

Ahora la voz poética añora, extraña y sufre por ese relámpago de emociones que tuvo entre las manos y perdió por siempre. Se recuerdan besos, cuerpos, lugares y sexo que en su momento fueron todo, pero ahora solo son recuerdos fugaces.

Esta emoción se transformará en la tercera parte, que presenta amores distantes en tiempo y espacio. Se siente la pérdida de la voz poética, pero es una añoranza distinta a la anterior. Tal vez, menos traumática, ya que la futilidad de la relación se conocía de antemano. Hay un juego entre imágenes y recuerdos que evocan lo que alguna vez fue intenso, pero ya se ha evaporado. El poema “Viaje del arco” da fe de ello:

Hay una flecha tan precisa

que va bajo el viento en su búsqueda.

[…]

Una flecha que recordará

el viraje en el camino que se esconde

el giro que vuelva

a encausar el pensamiento,

y que logre retener en la memoria

la infinita curva de su arco”.

En una primera lectura es fácil perder todo lo que se sugiere en los versos de Martínez Maldonado. Se trata de una poesía compleja, con recompensa para quienes hagan una lectura profunda, de varias lecturas; la primera para presenciar lo que sucede con la voz poética y la segunda para descifrarla e interpretarla a su manera. El tomo será breve pero complejo, al igual que el amor.

 

Breve es el amor

Manuel Martínez Maldonado

Publicaciones Gaviota, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 18 de 2019.

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Reseña: Radicalized

Los futuros que nos esperan

¿Qué sucedería si Superman decidiera confrontar el racismo en las instituciones estadounidenses? ¿Cómo una refugiada podría sacudir el sistema sin que la desahucien? ¿Un sociópata millonario podría sobrevivir en un fortín junto a un selecto grupo de amigos cuando la sociedad se desmorona? ¿Cuál sería la reacción de las compañías de seguro que les niegan tratamientos a pacientes si de momento se convierten en objetos de su venganza? Estas preguntas forman parte de las tramas que se encuentran en Radicalized, el nuevo libro del escritor de ciencia ficción canadiense, Cory Doctorow?

El libro contiene 4 novelas cortas (descritas así por el autor. Podrían considerarse cuentos largos también, ya que se encuentran en una línea fina entre una y otra) que exploran temas diversos basados en hechos de nuestra realidad. La primera, “Unauthorized Bread”, cuenta la historia de Salima, una refugiada que ha logrado trabajar en los Estados Unidos. La historia ocurre en lo que parece ser un futuro cercano. El apartamento donde vive Salima es subsidiado por corporaciones dueñas de las marcas de enseres “inteligentes”. Estos artículos responden a los comandos de voz de quien los use. Por varias situaciones, los enseres dejan de funcionar. Salima desea reprogramarlos y así usarlos nuevamente, y sin restricciones. La gota que colmó la copa fue la tostadora, que deja de funcionar cuando la compañía que actualiza su programación se declara en bancarrota. Lo mismo había sucedido con la lavadora de platos y otros enseres más. La mujer decide encontrar la manera de alterar la programación del aparato para que funcione nuevamente. Pronto se da cuenta del poder que tiene al aprender a reprogramar todas estas máquinas que utiliza en el día a día, pero ahora sin restricciones. El asunto se complica cuando las compañías fabricantes comienzan a darse cuenta de lo que sucede.

Le sigue “Model Minority”. En este mundo, los superhéroes como American Eagle (una combinación entre Superman y Capitán América) existen y son parte de la cultura estadounidense. El superhéroe interviene cuando un grupo de policías le propina una paliza a un hombre negro que han detenido. De pronto, el racismo institucional que American Eagle ha ignorado por décadas le afecta la conciencia y decide enfrentarse a la Policía. Primero lo hace de manera individual, luego como organización y, por último, como ente gubernamental, cuyo objetivo es oprimir a la población negra del país. Es una historia que resuena con el movimiento Black Lives Matter y explora algunas de las tendencias racistas que hemos presenciado en estos últimos años.

La tercera historia es la epónima “Radicalized”. Aquí se explora cómo la tecnología puede ayudar a que un hombre se radicalice y decida un día tomar armas e intente asesinar a personas que ni conoce, como sucedió en El Paso hace una semana. La diferencia con esta historia es el motivo de estos hombres, que no exhiben un componente de racismo, sino de venganza por la muerte de seres queridos a los que las aseguradoras decidieron no pagarles tratamientos médicos. Estas personas buscan algún tipo de apoyo en grupos en línea. En estos, algunos miembros les presentan maneras de plantar bombas en las oficinas de las aseguradoras y dispararles a legisladores que están en contra de la salud pública.

El último es “The Masque of the Red Death”, que se inspira en el cuento de Edgar Allan Poe titulado de la misma manera. En la historia, un millonario construye un fuerte en el desierto de Arizona para sobrevivir a la caída de la civilización junto con 29 de sus amigos. El plan es resguardarse a son de fiesta hasta que pase la crisis y, luego, buscar cómo integrarse y posicionarse en la sociedad que resurja. Como se puede esperar, ese plan no le funciona tan bien como creía y comienza a sufrir las consecuencias de sus acciones.

Doctorow logra construir estos mundos de manera eficaz. Es muy fácil sentirse dentro y visualizar los entornos en que coloca a sus personajes. A la vez, hábilmente nos adentra en las siquis de los protagonistas de sus historias. Los posibles destinos que presenta de los Estados Unidos no son nada alentadores, pero son producto de las situaciones que afligen a esa nación en este periodo de la historia. A pesar de que son cuatro visiones distintas, sí tienen un tema en común: cómo tratar al prójimo. Es difícil ver un futuro alentador si no se atiende ese problema, y Cory Doctorow desea recalcarlo. Es una muy buena lectura para reflexionar acerca de tiempos difíciles que podrían decidir los próximos pasos de la civilización.

Radicalized

Cory Doctorow

Tor, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 11 de 2019.

Reseña: Simplemente Cándido

Cándido o el boricua

Una de las lecturas clásicas de la literatura occidental es Cándido o el optimismo, del escritor y filósofo francés Voltaire. Esta obra se publicó en 1759, casi treinta años antes de la Revolución francesa. En ella, el protagonista, Cándido, viaja el mundo, durante la Ilustración, convencido de que vive en el mejor de los mundos posibles. A pesar de todos los contratiempos y fracasos con los que se enfrenta en ese viaje, esto no lo hace cambiar de opinión. Cándido es inocente al extremo y confía en todas las personas con las que se encuentra. Esto provoca que se aprovechen de él continuamente. Simplemente Cándido, el libro de cuentos del puertorriqueño Jesús A. Zambrana, se inspira en la obra de Voltaire como punto de partida.

El Cándido de Zambrana es boricua y vive en Puerto Rico. Al igual que en la obra de Voltaire, su nombre lo caracteriza, pero con una acepción diferente al del francés. El Cándido de Voltaire es ingenuo, pero el de Zambrana es demasiado franco. Suele decirles a otros exactamente lo que piensa de ellos, sin considerar ni observar lo que sería “políticamente correcto”. A pesar de que no es una novela, Cándido es un personaje recurrente en los cuentos, aunque no siempre es la misma versión del personaje. A veces, es un familiar cercano o lejano, según dicte el caso. Por ejemplo, hay cuentos en que el protagonista Cándido es un tío que vivió en el pasado, en otras es un vagabundo que vive en la República de Puerto Rico. En ocasiones, es un sacerdote que viola monaguillos, y en otras es un exmonaguillo. Zambrana plantea un juego interesante con el personaje y lo ambienta en diferentes lugares y con características distintas.

Además de la utilización de este personaje, los cuentos usan otras referencias a la obra de Voltaire. Por ejemplo, muchos de los cuentos ocurren en el bar de Pangloss; en la obra original, Pangloss era el maestro de Cándido y quien le enseña a creer que vive en el mejor de los mundos posibles. Al igual que Voltaire, Zambrana plantea una crítica a la sociedad con una sátira mordaz. Sin embargo, la de Zambrana es más obvia y directa que la del filósofo francés. Otros puntos en común es que ambos autores critican la hipocresía, la sociedad, la Iglesia, las instituciones gubernamentales y decenas de otros temas. No obstante, los temas de Simplemente Cándido son muy autóctonos. Se tocan los temas de la Navidad, el estatus, los puertorriqueños que se van del País, Oscar López, la cantidad de Walgreens en la Isla y los Borinqueneers, entre muchos otros.

Los cuentos de Zambrana son ocurrentes y cómicos. Muchas de las situaciones son también muy originales, como la del cuento “Cándido y el glaucoma de la abuela”. En este, el protagonista se ve forzado a suplirle marihuana a su abuela para controlarle los efectos de la enfermedad mencionada en el título. Entre los momentos menos favorables de las historias, se encuentran cuando el escritor se inclina más hacia el discurso en vez de mostrar el carácter de los personajes por medio de la narración. En estos momentos, se congela la trama para darle paso a una exposición de los motivos de los personajes. La voz narrativa suele pasar juicio con demasiada frecuencia sobre aquello que le molesta o aflige. Una vez se retoma la narración de sucesos, vuelve a fluir la lectura.

Aunque hay excepciones, los 31 cuentos de Zambrana se ubican mayormente en el periodo pre-María de nuestra historia y marcan una visión de lo que éramos antes del ciclón. Es interesante ver la diferencia de aquella realidad con la que nos toca hoy, aunque sea a través del humor y la sátira. Proyectos como Simplemente Cándido siguen desnudando lo que nos fastidia de nuestra sociedad.

Simplemente Cándido

Jesús A. Zambrana

Edición de autor, 2018

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 4 de 2019.

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Receta: Risotto de tomate

Este fue el plato que preparé ayer. Consiste en un risotto de tomate servido con la carne de su predilección. Yo tenía unas chuletas, así que eso fue lo que cociné, pero los vegetarianos podrían sustituirlas con setas o alguna confección semejante. Las chuletas, sin embargo, son fáciles de preparar. Les das un masaje con aceite de oliva, sal, pimienta y orégano (piensa que es un amante al que quieres impresionar… y después asar), y las metes en la nevera por par de horas. Luego, enciendes el horno en 425 grados Fahrenheit para meter las chuletas una vez el horno llegue a la temperatura indicada. Tardan una hora. Yo las viro a mitad de camino. En cuanto a dónde colocarlas, puedes utilizar una bandeja de asar o una sartén de hierro. En mi caso, utilicé la bandeja cubierta con papel de hornear —así no se pega y es más fácil de limpiar—.

Cuando falte media hora para las chuletas, es hora de comenzar con el risotto. Por cierto, conseguí esta receta en un juego de video (créalo o no) y la ajusté con otras de libros de cocina. Ambos, el juego y los libros, son de Gordon Ramsay. Necesitarás lo siguiente para servirles a 2-4 personas:

1 taza de risotto arborio o lo que consigas en tu supermercado. Si la cosa está difícil, hasta arroz grano corto sirve, ya que el risotto es arroz, a pesar de lo que puedan creer algunos. No es una pasta en forma de arroz (ese es orzo).

2 cucharadas de aceite de oliva

1 chalote (shallot, en inglés). SI no lo consigues, puedes usar una cebolla pequeña y un diente de ajo. Los picas en trozos minúsculos, sea el que sea.

1 taza de vino blanco. Si no tienes, puedes usar vinagre de vino, pero en ese caso utiliza una cucharada. Estamos coicnando risotto, no un sour patch kids. Si no tienes ninguno de los dos, no uses nada.

1 taza de tomates tipo uva (grape tomatoes, en el difícil), cortados por la mitad. Si no consigues los tipo uva, usa los cherry. Puedes usar más de una taza, si deseas.

4 cucharadas de mantequilla (no margarina; si estás pendiente a las grasas, este plato no es para ti).

1 puñado de arúgula.

3 tazas de caldo de pollo (chicken stock en el lenguaje de Shakespeare). Yo hago el mío. Hiervo las partes de los pollos que no utilizo con algunos vegetales y lo guardo en el congelador. Si eres vegetariano, puedes utilizar caldo de vegetales. Si eres vegano, dudo que leas esto, pero tú sabrás mejor que yo qué sustituir.

3 cucharaditas de sal.

Pimienta fresca, para moler.

2 cucharadas de queso de cabra (puede ser mascarpone o gorgonzola, pero el primero es bien neutral en cuanto a sabor y el segundo, un chin picante).

Lo primero que debes hacer es cortar lo que debes picar, descongelar lo que tengas que descongelar, etcétera. Una vez pongas el sartén al fuego, es muy tarde para hacer preparación. Además, te recomiendo que leas la receta completa antes de cocinar nada.

Necesitarás una sartén honda, y una olla para confeccionar salsas. Vea las fotos para que sepa cuáles uso yo. Las conseguí en Marshall’s por $20 hace seis años y espero que me duren el resto de la vida. Además, debes usar una cuchara de madera.

Enciende la hornilla en medio-alto (como un 6 de 10) y otra en medio (5). Debes conocer cómo funciona tu estufa, ya que todas varían. Algunas hornillas calientan mejor que otras. Estás buscando una temperatura caliente en la primera, pero que no queme el arroz a la sartén. En la segunda, añade la matequilla y, una vez se derrita, los tomates. Remuévelos de vez en cuando hasta que los tomates se «desinflen»y baja la temparatura a 1 o «Low».

A la segunda sartén le echarás el aceite de oliva y espera un minuto. Ahora, va el chalote (o sustituto razonable). Dale un minuto también. Quieres caramelizarlo, no quemarlo. Si ves que se torna marrón muy rápido, baja el fuego un poco (si estaba en 6, pues 5, ahora). Añade el risotto. Menea todo por medio minuto y añade el vino. Sigue removiendo todo. Quieres que el vino se reduzca o espese un poco a la vez que raspes lo que se haya pegado a la sartén, hasta la fecha. Una vez se evapore parte del vino, añades una taza de caldo de pollo y sigue removiendo todo con la cuchara de madera.

Tomemos un aparte aquí: lo difícil del risotto es que debes remover todo constantemente por 20 minutos, más o menos. No es como el arroz guisado que puedes irte por ahí en lo que seca y después abandonarlo una vez bajes la temperatura. El risotto es celoso y en necesidad de atención. Es como una pareja con baja autoestima, que necesita constante atención y mimos, pero al menos el arroz te recompensará al final. No te abandonará a través de mensaje de texto luego de drenarte por meses o años… ajem. La cuestión es que el risotto necesita toda tu atención por veinte minutos (tal vez más).

Una vez evapore el caldo, que el arroz parezca magma, añades media taza más de caldo y remueves. Repites esto hasta que solo quede media taza de caldo. Como dije, debe tardarse como veinte minutos este proceso, pero puede ser un poco más. Con una cucharita, prueba un poco de arroz. Si aún está duro, añade media taza de agua, si se acabó el caldo. Cuando ya el arroz esté tierno, añade la última media taza de líquido (sea caldo o agua). Añade, además, el queso de cabra, los tomates cocidos en mantequilla, la sal y pimienta. Remueve hasta que volvamos a la consistencia de magma. Ahora añadimos la arúgula y removemos un poco más para que amortigüe un poco. La carne debe estar lista también así que podemos servir. El risotto sabe mejor acabadito de preparar, así que los comensales deben estar sentados a la mesa, listos para comer. Si no, diles que acaben y se sienten, que es hora de comer.

Es un plato sencillo, pero conlleva trabajo en la cocina. Saldrás sudado, pero vale la pena. ¡Buen provecho!

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Reseña: El vuelo de Las águilas imperiales

Viaje a Pompeya

La erupción del volcán Monte Vesubio y la destrucción de las ciudades de Pompeya y Herculano son terreno fértil para la ficción. El vuelo de Las águilas imperiales, la nueva novela de corte fantástico del puertorriqueño Víctor Manuel Rivera, se suma a la lista de novelas, películas y series de televisión que han jugado con la premisa. En ella una joven boricua, Aracelis, viaja al pasado un poco antes de la erupción del volcán. Una vez Aracelis se da cuenta de que el volcán matará a los habitantes, se da a la tarea de salvarlos. Por supuesto, nadie le hace caso y ella no encuentra la manera de convencerlos, semejante a la manera en que el cambio climático se ignora hoy día, a pesar de toda la evidencia. Eventualmente, sucede el desastre natural y Aracelis regresa al presente.

El tema del viaje por el tiempo se da por medio de una experiencia mística o divina, lo cual es digno de estudiar un poco. Las historias que suelen incluir este tipo de viaje al pasado o al futuro suelen clasificarse en el género de la ciencia ficción, como La máquina del tiempo, de H.G. Wells, pero en este caso, como tiene una explicación que no involucra la ciencia, pasa a ser fantasía, algo así como Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis. En efecto, así es que funciona el viaje temporal de Aracelis en El vuelo de Las águilas imperiales: ella entra en una cueva cerca de Pompeya en el siglo XXI y aparece en el año 79 d. C. Allí conoce a Archellio, un joven pompeyano que se convierte en su amigo. Aracelis pasa un tiempo en el pasado hasta que comienza a sentir la urgencia de salvar a los habitantes de la ciudad. A la vez, se encuentra con dos versiones adicionales de ella misma. El texto lo explica como un milagro de trilocación o de estar en tres lugares a la vez. Aunque el elemento se introduce y se explica, no toma mucha más relevancia dentro de la trama.

Los temas del cristianismo y de la persecución que sufrieron los cristianos están muy presentes en la novela. Sin embargo, tienden a tomar un tono discursivo, que detiene la trama en ciertos puntos.

Construir estos mundos ficticios es una tarea ardua, aun más cuando se trata de hechos históricos. En este caso, hay momentos en que se utilizan términos anacrónicos que tienden a “sacar” al lector del antiguo Imperio romano. Por ejemplo, se menciona el D-Day o el desembarque en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial para describir el día en que el volcán estalla, o se usan nombres italianos en vez de romanos, como Petrochelli, un nombre más propio de la era del Renacimiento que de la era del Imperio romano.

El concepto de la novela parece sólido, pero hay ciertos puntos en la ejecución que hay que subsanar. Por ejemplo, la trilocación apenas se explora de manera práctica por los personajes. Las tres versiones de Aracelis funcionan como personajes distintos, que actúan independientemente, sin ninguna saber lo que hacen las demás. Además, una de ellas es diez años mayor que las otras dos y nunca se explica el porqué. Las interacciones entre las mujeres son limitadas, por tanto, a los lectores no se les da la oportunidad de presenciar el fenómeno para por lo menos conjeturar cómo podría suceder dicho milagro. En fin, es una idea prometedora en necesidad de edición.

El vuelo de Las águilas imperiales

Víctor Manuel Rivera

IPADE, 2018

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en julio 28 de 2019.

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Reseña: Arquíloco de Paros

Viaje a la antigua Grecia

No sabemos exactamente cuáles fueron los hechos que compusieron las vidas de muchos personajes de la Antigüedad griega. Cuando fueron verdaderamente famosos, se puede reconstruir una semblanza de su biografía a través de sus escritos y los de otros que los mencionan. Sin embargo, jamás sabremos a ciencia cierta lo que sucedió en aquella época. Para los escritores, estas lagunas de información pueden nutrir la imaginación literaria, como parece haber sido el caso del puertorriqueño Reynaldo Marcos Padua en la novela Arquíloco de Paros.

Arquíloco era un poeta griego, que, como sucedía con muchos personajes de la época, era, además, mercader, mercenario y soldado, entre otras cosas. Padua utiliza la poca historia que se sabe, al igual que los mismos escritos de Arquíloco, para construir una narración de los acontecimientos de su vida. El resultado es semejante a una novela picaresca, pues el Arquíloco que nos pinta el autor es un enamorado, que viaja por diferentes ciudades, aldeas y pueblos en busca de fortuna, divirtiéndose con poesía y vino, y conquistando mujeres.

Entre los sucesos contados, vemos cómo el poeta se compromete con la hija de un aristócrata, escondiendo su condición de bastardo y libertinaje, tiene relaciones sexuales con la hermana y pierde el compromiso con la mujer adinerada. A manera de venganza, Arquíloco compone versos hirientes que insultan a la familia y revela su indiscreción con la hermana. El escándalo resulta en el suicidio de la exprometida y su padre. Este es solo uno de los muchos sucesos narrados en la novela. También vemos cómo una bruja lo atrapa con sus encantos de manera literal, conocemos sus aventuras como guerrero y nos enteramos de cómo fueron sus últimos días de vida.

Padua hace un recorrido de la antigua Grecia, que recuerda un poco a los viajes del Cándido de Voltaire, pero sin el tono mordaz del filósofo y escritor francés. El asunto con la novia mencionado anteriormente tiene semejanza con un episodio de la vida de Lope de Vega, prueba histórica de que los poetas rechazados pueden causar daño con su pluma. Los capítulos son cortos y, luego del final de la novela, el libro contiene una selección de poemas de Arquíloco, que interesantemente muestra la manera en que Padua utiliza estos escritos para construir su personaje.

Si estás buscando alejarte de la corrupción y los chats de los últimos días, Arquíloco puede ser una alternativa. Intenta, eso sí, concentrarte de verdad. No vaya a ser que cualquier frase o poema te lleve de regreso a la lucha boricua. Para muestra, un botón del poema “Adiós”:

Despídete de la isla de Paros,

y dile adiós a sus higos y a la vida marinera.

Cambié Paros por Puerto Rico, higos por amigos y marinera por politiquera, y el huracán puertorriqueño regresó.

 

 

Arquíloco de Paros

Reynaldo Marcos Padua

Los libros de la Iguana, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en julio 21 de 2019.
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Reseña: Bad Therapist

El terapista milagroso

A cada rato vemos o escuchamos el mismo escenario: artista famoso se sale de sus cabales debido a alguna adicción (alcohol, sexo, drogas o las tres) y acude a una clínica de rehabilitación por un tiempo. En muchos casos, estos centros de rehabilitación son mansiones lujosas en Malibú con spa, yoga y tranquilidad para los pacientes, que reciben la atención de terapistas profesionales. Hay hasta programas de televisión tipo reality dedicados a estos temas y han creado celebridades de algunos de estos terapistas. Bad Therapist del reportero Evan Wright, mejor conocido por ser el autor que inspiró la serie Generation Kill de HBO, es un reportaje investigativo que se centra en Christopher Bathum, un famoso terapista en Hollywood conocido por lograr milagros con sus pacientes en esos círculos. Este, sin embargo, era un fraude de proporciones legendarias.

Wright comienza a narrar la investigación con la historia de Rose Stahl, exesposa del actor Nick Stahl, que era la asistente de Bathum y lo denunció a las autoridades por fraude. Rose comenzó como paciente de Bathum cuando trataba de salir de su adicción a las metanfetaminas. La mujer sintió una verdadera admiración hacia el terapista hasta que descubrió que él mismo era usuario de drogas. No sería la única mentira que descubrió. Bathum, a pesar de su reputación como terapista, no tenía ningún tipo de licencia ni estudios médicos. El milagroso “terapista”, antes de entrar en el negocio de la rehabilitación, limpiaba piscinas y vivía en una pequeña casa en las montañas con su esposa y tres hijas. Allí tenía que matar serpientes cascabel antes de dejar que las niñas salieran al patio a jugar. Además, tenía un negocio de hipnotismo por teléfono que montó luego de tomar un curso de ello. Por medo de una amistad, se dio cuenta de una oportunidad en el área de rehabilitación de adictos: abrir una casa sobria. A diferencia de un centro de rehabilitación, estas casas no necesitan la dirección de un profesional de la salud en el estado de California. Ese estado implementaba leyes para regular dichas casas, pero las leyes federales del Affordable Care Act les brindaba libertades y privacidad a estas empresas. Así, un tipo como Bathum podía albergar seis adictos en una casa —lo máximo permitido por la ley—  y cobrarles unas rentas exorbitantes. Los llevaba a reuniones de Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos a manera de terapia. En poco tiempo, Bathum comenzó a ganar cantidades de dinero que jamás había visto en sus 47 años de vida, algo así como nuestros “amigos” de campañas políticas que luego ascienden a puestazos en el gobierno.

Bathum expandió su negocio gracias a su carisma. Creó todo un personaje que fomentaba la admiración y lealtad de sus pacientes, que luego convertía en empleados. A la vez, engañaba a las aseguradoras de sus “pacientes”, comenzó a usar drogas y a sostener relaciones sexuales con sus pacientes mujeres a cambio de drogas y dinero. Estos actos terminaron llevando a la tumba a varios, ya que al recaer en el uso de lo que más los afligía muchas veces terminaban en sobredosis.

Evan Wright juega con la secuencia en que cuenta los hechos para que la historia de este señor atrape a sus lectores. Se nota cómo intenta mantener objetividad de lo sucedido, mientras muestra las leyes y situaciones que permitieron que Bathum pudiera perpetrar sus alegados crímenes. Al final, los lectores vemos que, aunque Bathum carga con la culpa de sus fechorías, también hay que tomar en cuenta que la salud como negocio y la manera en que hemos, como sociedad, tratado con la adicción, permiten estas tristes y lamentables situaciones. Wright muestra que la corrupción se encuentra donde quiera que exista una oportunidad de ganar dinero a costa de la falta de integridad.

Bad Therapist

Evan Wright

Amazon Publishing, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en julio 7 de 2019.

El verano boricua (o Diana Herrera vive)

En 2013 publiqué mi novela Fortaleza, que contemplaba cómo podría llegar un líder honesto y traer alguien digno a dirigir a Puerto Rico. Mientras escribía, me di cuenta de que solo el pueblo podría lograr esta hazaña y así surgió el personaje de Diana Herrera. Diana era una protesta de pueblo abierta cuyo propósito era desestabilizar el gobierno en rechazo a la clase política. Pasaron años y no vi señales de que ese levantamiento sucedería, aunque logré ver par de sacudidas, como los resultados de las elecciones de 2016, en que Ricardo Rosselló ganó con solo 42% de los votos.

Sin embargo, en 2017 nos azotó el huracán María. Tanto el gobierno de la Isla como el de los Estados Unidos fueron inefectivos a la hora de socorrer a los ciudadanos. Por tanto, las mismas comunidades buscaron la manera de sobrevivir. Por un momento pensé que despertaríamos de nuestro conformismo, pero ese despertar fue limitado a solo los sectores más unidos. La vida siguió, las cosas empeoraron a un ritmo normal, más gente se fue de las isla, más derechos se perdieron, cerraron escuelas… y así todo hasta el verano de 2019.

No sé qué exactamente fue lo que el pueblo leyó en el chat que nos indignó. A lo mejor fue que confirmamos la hipocresía que siempre hemos sospechado de la clase política. Es posible que hayan sido los comentarios misóginos, racistas, homofóbicos y clasistas, o a lo mejor fue burlarse de los muertos de María. Tal vez, fue todo. No importa qué fue, en realidad. Lo esencial es que despertó al pueblo.

El analista John Robb, de Global Guerrillas, ha estudiado estos movimientos desde principios del milenio. Él lo describe como un movimmiento open source, que origina y se desplaza orgánicamente. No tiene líderes, las ideas se lanzan y las que gustan pegan. Si funcionan, siguen, y si no, se descartan. Todo se da bajo una premisa sencilla y unificadora. En nuestro caso es «Ricky Renuncia». Es algo muy posible de lograr y todo el mundo está de acuerdo. No se detendrá hasta que el gobernador dimita. Solo se hará más grande con el paso del tiempo. El gobierno no podrá negociar con el movimiento porque no tiene líderes. Lo único que puede hacer es renunciar.

Como en mi novela, el pueblo se une bajo una meta común, pero una vez se logre esa unidad se perderá. Hasta ahí llegará la cohesión del movimiento, a menos que otro lo provoque. Tal vez las maniobras políticas del PNP termine agitando las llamas y esto continúe. No sé aún. Sin embargo, después de esta victoria, algo habrá cambiado. Seremos un ejemplo vivo de lo que sucede cuando un pueblo se levanta. Ahora mismo, el resto del mundo nos admira. Tan cerca como el mes pasado, la pregunta «¿Por qué los puertorriqueños no se levantan?» era válida. Ahora mismo es absurda.

Esta generación ha descubierto a la mala que nosotros mismos somos capaces de lograr grandes cosas. La temida dictadura vino bajo un sistema colonial, que disfraza su corrupción. Ya sabemos cómo operan y se les hará mucho más difícil engañarnos. Sacaremos a Ricardo Rosselló nosotros mismos, sin ayuda de los federales. Por demasiado tiempo nuestra autoestima ha sido golpeada, pero desde este punto en adelante comenzará a aumentar.

Nos dimos cuenta de que podemos, que es lo más importante. Es semejante a escribir: una vez terminas tu primer cuento, novela, poema, canción o libreto, sabes que puedes escribir y terminar otro. Después de Rosselló habrá que repensar cómo nos gobernaremos. El cambio se tardará más que lo que tardamos en sacar a Rosselló, pero se dará, que no quepa duda. Los partidos PNP y PPD están apostando a que luego de la dimisión, todo volverá a la normalidad. Están muy equivocados. Pero no me crea a mí: solo siga los sucesos antes, durante y después de la salida de Ricardo. Ya perdimos el miedo, que es lo importante.

 

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Reseña: El chat de Telegram

Cuando el chat imita al arte

En los años noventa y principios de la primera década del nuevo milenio, existió una serie de televisión llamada The West Wing, escrita por Aaron Sorkin, que seguía las interioridades del ficticio presidente Bartlett con sus ayudantes. Cada semana esos personajes resolvían y se enfrascaban en conflictos con diferentes entes del gobierno y la sociedad. Lo que más atraía al público era ver a esos jóvenes profesionales dedicarse con tanta astucia y empeño a trabajar en los problemas del gobierno.

Como se veían ellos (sin el componente femenino, claro está).

Mientras leía las 889 páginas del infame chat del gobernador y sus allegados, se hace una mención al presidente Bartlett, como si estos miembros de gabinete y su líder fueran la versión boricua de ellos, premisa absurda por demás. Los personajes expuestos en el documento filtrado responden más bien a la sátira de HBO, Veep, que sigue las andanzas de la vicepresidenta de los Estados Unidos y cómo ella y sus ayudantes buscan posicionarse en el mundo político. Son personajes sexistas, insultantes y sin una pizca de integridad. Luego de sufrir las 889 páginas de diálogos, memes e insultos, me parece bastante ridículo que el gobernador Ricardo Rosselló y su séquito se vean a sí mismos como héroes del país. Sin embargo, así mismo se contemplan.

Como eran en realidad (sin las mujeres, obviamente).

Las referencias a Avengers, Star Wars y otros héroes de la cultura popular abundan en sus conversaciones. Desde la mañana del sábado comencé a leer esta epopeya que es un tipo de crónica de un periodo entre noviembre 30 de 2018 a 20 de enero de 2019. Los protagonistas son Ricardo Rosselló, Christian Sobrino, Ramón Rosario, Alfonso Orona, Luis Rivera Marín, Elías Sánchez, Carlos Bermúdez, Edwin Miranda y Rafael Cerame, con participaciones esporádicas de Ricardo Llerandi, Anthony Maceira y Raúl Maldonado. Estos personajes se involucran en un diálogo constante, en el que activamente buscan manipular la percepción pública de su gobierno. Se comparten noticias, columnas y videos en los que se mencionan las labores del gobernador y el resto del aparato gubernamental. Si un reportero los critica a menudo, es un mamabicho; si una legisladora está en contra de la estadidad, es una puta que hay que poner en su sitio, como se desprendió de las primeras publicaciones del chat.

Aquí comentan el certamen de Miss Universe 2018. Al final de todo, el chat terminará siendo el antónimo de «enriquecedor».

Leer el documento entero revela la manera de pensar de estos sujetos. Lo más triste, además del racismo, el sexismo, la homofobia y la burla, es que en esos dos meses ninguno discute cómo mejorar los problemas que afligen al país. Por ejemplo, cuando surge la polémica de las peleas de gallos, lo que más les interesa es saber cuál debería ser su posición ideológica para resultarles más simpáticos a los votantes. No existe un razonamiento que pondere la crueldad a los animales contra lo que se considera una faceta de nuestra cultura, sino que decidieron estar en récord en contra de la medida del gobierno federal porque la mayoría no veía las peleas de gallos como negativo.

Irónicamente, la criminalidad en la isla se trata de manera semejante. Semana tras semana, Alfonso Orona publica la cantidad de asesinatos que se han cometido en el año. Cuando dicha cifra se acerca a la del año anterior, los integrantes ruegan por un fin de semana tranquilo, para que los números muestren que el crimen en ese año sea menos que en el anterior. ¿Dónde está la discusión de lo que debe hacerse para trabajar contra la criminalidad? En la boca y los dedos de los líderes del país estaba ausente. Las acciones de los integrantes del chat giran en torno a la percepción pública y cómo perjudicar la de los oponentes.

Leer este chat es presenciar una conversación de adolescentes inmaduros. Lo que publicaron durante el certamen de Miss Universe en 2018 realmente eriza la piel, con sus destellos sexistas, machistas y homofóbicos. En esta etapa, Luis Rivera Marín, uno de los integrantes de más edad en el grupo, trata de ser parte de los chicos cool y fracasa miserablemente; parece más un señor propasado que otra cosa. Ricardo es el líder que todos adulan; Elías, el segundo que también admiran los demás. Entre ellos, se mofan de gente de su propio partido, tanto votantes como colegas, de sus oponentes y de cualquier persona que se atreva a expresarse en contra del gobierno, ya sea por las redes sociales o por otros medios. En más de una ocasión se dan órdenes para usar instrumentos gubernamentales para responderle o presionar a estas voces.

 

En fin, es un documento revelador y desalentador a la vez. Nos permite ver cómo se maneja el país en el día a día, que es lo mismo que podría llevar a cualquiera a la desesperanza. Lo cual me lleva a otro pensamiento: ¿el País se maneja así desde que Ricardo Rosselló asumió la gobernación o siempre ha existido la misma dinámica, según la tecnología lo ha permitido? Temo la respuesta, en realidad. Tal vez, una de las pocas cosas positivas de este asunto es que gran parte de Puerto Rico se sentó a leer un mamotreto mal escrito de casi 900 páginas en un solo día. Sin embargo, ese “honor” no lo quisiera ningún autor respetable de nuestro país. Así no.

 

El chat de Telegram

Ricardo Rosselló, et al.

2019

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