Esta reseña se publicó en la sección Tinta Fresca del diario El Nuevo Día el domingo, 9 de junio de 2013.
Al compás del reguetón
por José Borges
Las historias de crímenes siempre han apelado a públicos diversos, desde las clásicas como Robin Hood hasta las de cine como Ocean’s Eleven. Lo que tal vez nunca se ha hecho es contar esas historias al estilo de las letras de reguetón, por medio de repeticiones y relaciones cacofónicas que encontraríamos en canciones de artistas como Calle 13. Esa mezcla de ingredientes entre la cultura popular y el crimen se encuentran en apenas cuatro pulgadas por cuatro, formato de la novela de bolsillo Guaya guaya, del autor puertorriqueño Rafael Acevedo.
Durante la narración, cuatro criminales ineptos intentan robarse un banco a plena luz del día, en la ciudad de San Juan. Durante la historia conoceremos a los personajes: el Flaco, el más o menos líder de la minipandilla; Maripili, una bella joven que figura ser la conductora del vehículo de escape; Yaquichán, un supuesto experto en artes marciales; y Wiso, un joven cuya inteligencia y educación serán fundamentales en la resolución de la novela. Desde el comienzo, es obvio que los ladrones se enredan en circunstancias improbables de superar.
Como si se tratara de una combinación de una historia de Elmore Leonard y una canción de Tego Calderón, Guaya guaya es una unión interesante que creará discordia entre los lectores, según sus visiones de lo que debería ser este tipo de género literario. El lenguaje utilizado es coloquial y callejero, con un estilo que evoca a la generación de escritores puertorriqueños de los 80, como Ana Lydia Vega y Juan Antonio Ramos. La combinación acierta y entretiene, aunque el exceso de rima y repetición podría restarle a la narración, según la tolerancia del que lee.
Guaya guaya nos brinda una visión moderna de la desigualdad social en que vivimos y, desafortunadamente, practicamos. La obra declama su cometido sin perdones ni sutilezas, así como el género musical que emula.
Guaya guaya
Rafael Acevedo
Secta de los Perros, 2012