Espías y, ¿bádminton?
Lo que más me gusta de las novelas de espionaje de John Le Carré, el autor a quien reseño esta semana, es que mantiene un pie dentro de la realidad en su ficción. Agent running in the field, su más reciente novela, no es la excepción. En este tipo de historia, la acción se lleva a cabo en oficinas burocráticas y conversaciones, en lugar de en actos violentos y secuencias de acción prácticamente imposibles, como suelen verse en el cine. Quien haya leído alguna de las demás novelas de Le Carré sabe a qué atenerse en este aspecto. O sea, aquí los dobles agentes son espías que investigan a los que los contrataron y la licencia para matar es una fantasía.
En esta ocasión, conocemos a Nat, un agente de espionaje británico, que se acerca al ocaso de su carrera. Luego de haber estado en diferentes partes del mundo, regresa a Londres para terminar su servicio según disponga el gobierno. Nat es un jugador asiduo de bádminton, un deporte que se juega con raqueta, semejante al tenis, pero usa un volante en vez de una pelota. Su afición se desarrolla en un club atlético, donde conoce a Ed, un joven algo intenso que lo reta a un partido porque ha escuchado que el protagonista es de los mejores jugadores en la zona, a pesar de sus 47 años. Nat acepta el reto y termina jugando quince partidos con el joven Ed durante la trama de la novela.
Ed odia a Trump, piensa que el Bréxit es un disparate, a Putin lo considera un dictador y demuestra estar sumamente decepcionado con el gobierno británico. Le expresa sus opiniones a Nat después de los partidos, cuando el perdedor le toca comprar una ronda de cervezas en la barra del club. Nat, por su parte, utiliza sus destrezas como agente de manera inconsciente y se limita a escuchar al joven, sin apenas emitir una opinión de lo que dice. El protagonista es designado jefe del Haven, que se dedica a trabajar con espías que tienen que ver con Rusia, ya sea con el gobierno o con mafiosos de esa nación. Entre los agentes que están bajo su supervisión está Florence, que promete ser una agente estrella.
Sin embargo, durante un operativo contra un mafioso ruso, todo se le complica a Nat y se ve forzado a investigar. La historia avanza dentro este de este entramado que construye de manera escueta Le Carré. Es una novela corta, intensa y reveladora, ya que nos adentra en la mente de lo que es un agente de espionaje. Situar la trama en tiempos actuales resulta muy eficaz, ya que, como podemos apreciar en los titulares de nuestros periódicos, la situación política del mundo parece estar en un estado de caos. Ni hablar de la situación política en el Reino Unido en estos días, que el autor resume así, al referirse a un funcionario inepto y corrupto: “The man’s fucked up everything he’s touched in life, so he’ll be in great demand. Probably got a safe parliamentary seat waiting for him right now”. Al parecer, los hijos “talentosos” que suelen fracasar exitosamente no son exclusivos de esta isla.
Agent running in the field será una dosis más de la pluma del autor para quienes lo siguen y una buena introducción a lo que verdaderamente es el mundo del espionaje. La situación actual en que está ambientada la novela es un acierto, y la narración es ágil y concisa. A sus 88 años, Le Carré continúa, sin frenos, su producción literaria. ¡Enhorabuena!
Agent Running in the Field
John Le Carré
Viking, 2019