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Princesas subversivas
En años recientes, las princesas de los cuentos de hadas han sufrido cierta baja en popularidad. Los tiempos exigen historias más relacionadas con la época en que viven quienes leen este tipo de historia. «La Cenicienta», de los hermanos Grimm, por ejemplo, respondía a una aspiración de salir de la pobreza por medio del matrimonio, una historia común en comedias románticas o novelas de televisión. Sin embargo, para una audiencia del siglo XXI, este tipo de trama resulta anticuado y sexista. Además, el tema de la monarquía como sistema de gobierno resulta anacrónico para la mayoría de nosotros. Las princesas a lo Disney aún existen, pero se nota un intento por modificar a estos personajes acorde con la época en que se escriben sus historias. El escritor español Pedro Mañas intenta esta tergiversación de princesas con su libro Princesas Dragón: El misterio del huevo dorado.
Este es el primero de una serie que, hasta la fecha, tiene otros nueve títulos y que hace poco llegó a las librerías puertorriqueñas. Este primer libro, publicado por SM, cuenta la historia de Bamba, una princesa cuyos padres (un rey y una reina, por supuesto) viven separados, cada cual en su palacio. Cuando comienza el libro, Bamba nos cuenta que vive en un árbol y es una fugitiva por la que se ofrece una gran recompensa —hay carteles por todo el bosque que lo indican—. Narrada en primera persona, Bamba nos cuenta cómo llegó a ese lugar. La reina decidió que la princesa debía aceptar una invitación para conocer al príncipe Rosko, que supuestamente se había enamorado de ella, según una carta que hizo llegar al reino. A pesar de sus protestas, Bamba termina viajando al reino de Rosko, donde conoce al famoso mago Gúgol. Esta se da cuenta de que debe competir contra otras dos princesas por la atención de Rosko y un huevo de dragón. A mitad de competencia, un dragón ataca al reino de Rosko y Gúgol, y las tres princesas, Koko y Nuna, además de Bamba, escapan con el huevo.
Las princesas se convertirán en amigas y revelarán sus motivos por acceder a la contienda. Del huevo, nace un cachorro dragón que llaman Gumi, por los sonidos que hace al comer piedras. Las actitudes y acciones de las princesas comienzan a rebelarse contra las autoridades, así como el comportamiento habitual de lo que se supone que sea una princesa tradicional. Ellas intentarán devolverle a Gumi a su madre dragona, que fue la que atacó al reino de Rosko. Eventualmente, se revelarán los motivos de los personajes y cómo es que Bamba terminará viviendo en un árbol, en vez de un palacio, a la vez que se abren posibilidades para otras historias.
El misterio del huevo dorado es una historia divertida y cómica. Ofrece numerosos giros en la trama que, aunque predecibles para una audiencia mayor, sorprenderá a nuevos lectores. Además de tomar prestado de los cuentos de hadas folclóricos, utiliza elementos de otras historias populares de la literatura infantil y juvenil. Ejemplo de ello es el mago Gúgol, que juega con la manera en que vemos los magos después de Harry Potter y los niños que viven en la selva, que recuerdan a los de la pandilla de Peter Pan.
Las ilustraciones de Luján Fernández son atractivas y llaman la atención de los niños (mi hija, Melián, identificó varias que le gustaron. La historia también le ha interesado, por lo que he compartido el libro con ella, mientras me preparaba para esta reseña). Sus 103 páginas se leen rápido y pueden despacharse en dos o tres días, lo que podría fomentar un sentido de logro en nuevos lectores. Lo que mejor tiene la obra es que busca entretener, en vez de educar, a pesar de presentar varias enseñanzas en sus páginas.
Princesas Dragón: El misterio del huevo dorado
Pedro Mañas
SM, 2016
Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en febrero 2 de 2020.