Reseña: El vuelo de Las águilas imperiales

Viaje a Pompeya

La erupción del volcán Monte Vesubio y la destrucción de las ciudades de Pompeya y Herculano son terreno fértil para la ficción. El vuelo de Las águilas imperiales, la nueva novela de corte fantástico del puertorriqueño Víctor Manuel Rivera, se suma a la lista de novelas, películas y series de televisión que han jugado con la premisa. En ella una joven boricua, Aracelis, viaja al pasado un poco antes de la erupción del volcán. Una vez Aracelis se da cuenta de que el volcán matará a los habitantes, se da a la tarea de salvarlos. Por supuesto, nadie le hace caso y ella no encuentra la manera de convencerlos, semejante a la manera en que el cambio climático se ignora hoy día, a pesar de toda la evidencia. Eventualmente, sucede el desastre natural y Aracelis regresa al presente.

El tema del viaje por el tiempo se da por medio de una experiencia mística o divina, lo cual es digno de estudiar un poco. Las historias que suelen incluir este tipo de viaje al pasado o al futuro suelen clasificarse en el género de la ciencia ficción, como La máquina del tiempo, de H.G. Wells, pero en este caso, como tiene una explicación que no involucra la ciencia, pasa a ser fantasía, algo así como Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis. En efecto, así es que funciona el viaje temporal de Aracelis en El vuelo de Las águilas imperiales: ella entra en una cueva cerca de Pompeya en el siglo XXI y aparece en el año 79 d. C. Allí conoce a Archellio, un joven pompeyano que se convierte en su amigo. Aracelis pasa un tiempo en el pasado hasta que comienza a sentir la urgencia de salvar a los habitantes de la ciudad. A la vez, se encuentra con dos versiones adicionales de ella misma. El texto lo explica como un milagro de trilocación o de estar en tres lugares a la vez. Aunque el elemento se introduce y se explica, no toma mucha más relevancia dentro de la trama.

Los temas del cristianismo y de la persecución que sufrieron los cristianos están muy presentes en la novela. Sin embargo, tienden a tomar un tono discursivo, que detiene la trama en ciertos puntos.

Construir estos mundos ficticios es una tarea ardua, aun más cuando se trata de hechos históricos. En este caso, hay momentos en que se utilizan términos anacrónicos que tienden a “sacar” al lector del antiguo Imperio romano. Por ejemplo, se menciona el D-Day o el desembarque en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial para describir el día en que el volcán estalla, o se usan nombres italianos en vez de romanos, como Petrochelli, un nombre más propio de la era del Renacimiento que de la era del Imperio romano.

El concepto de la novela parece sólido, pero hay ciertos puntos en la ejecución que hay que subsanar. Por ejemplo, la trilocación apenas se explora de manera práctica por los personajes. Las tres versiones de Aracelis funcionan como personajes distintos, que actúan independientemente, sin ninguna saber lo que hacen las demás. Además, una de ellas es diez años mayor que las otras dos y nunca se explica el porqué. Las interacciones entre las mujeres son limitadas, por tanto, a los lectores no se les da la oportunidad de presenciar el fenómeno para por lo menos conjeturar cómo podría suceder dicho milagro. En fin, es una idea prometedora en necesidad de edición.

El vuelo de Las águilas imperiales

Víctor Manuel Rivera

IPADE, 2018

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en julio 28 de 2019.

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